lunes, 20 de agosto de 2012

Inmune



La hiena no come fruta,
La rata no come luz,
Nunca verás a un buitre
Despedazando algo sin pus.

Los animales del chisme
Dejan de considerar
Entre sus malas costumbres
A quienes no pueden lastimar.

Mientras menos me importan tus chismes
Más te quiero pues estoy en paz.
Se le gana el juego al tramposo,
Dejándolo de jugar.

martes, 31 de julio de 2012

La silla

Sea lo que sea
lo "aceptable"
Ha sido
y es
un misterio para mí.
Nunca estoy en mi sitio.
Nunca en mi lugar.
Parece que la silla
donde debo estar sentada
es visible pa todos,
¡pa todos!
menos pa mí.

miércoles, 28 de marzo de 2012

La Ley

El secreto para recibir es Dar; esa es la ley universal del universo, porque al dar y al recibir se crea el movimiento que genera movimiento que genera movimiento que genera movimiento…
En este mundo de materia en el que vivimos, el dar tiene además una recompensa extra; ejemplo: para nacer necesitamos que un hombre y una mujer intercambien hormonas, células, líquidos y fluidos, etc, ellos están dando y recibiendo, sí, y además están creando la vida que a su vez va a dar y recibir y crear vida, y que a su vez va a dar y a recibir y…
En términos personales, la recompensa del dar para recibir no implica que gracias a eso nazcan las flores del campo o las bacterias del hocico de mi perro, sino que en honor a eso, lo que se reciba va a ser lo que se necesitaba recibir y no lo que se quería recibir a huevo, y de ese modo se le abre el paso a recompensas que son cada vez más grandes, más inesperadas y más coherentes.
¿Y porqué viene primero el dar? Porque así no nos endeudamos con nosotros mismos, con nuestro entorno, con nuestro futuro, ni con nuestros vecinos de biósfera. Porque si primero damos, el universo nos deja poner nuestras reglas, y nos deposita en el Karma el primer cheque: la alegría de la incertidumbre, es decir (en términos humanos): la alegría de la confianza en uno mismo.
Eso sí, al principio hay que ser pacientes y estar truchas para saber ver las recompensas, porque a Cristobal Colon le pasó que como no las conocía, no pudo ver las palmeras del nuevo mundo hasta que le cayó un coco encima.

martes, 14 de febrero de 2012

Gracias

Gracias, Dios,
por no darme alas,
pues gracias a eso
he andado despacio,
he visto al mundo
desde lo más bajo,
y cuando ha habido fuego
he tenido que hacer
mucho, mucho más,
que simplemente esquivarlo.

Si yo hubiese nacido
allá entre las nubes,
sería leve, blanca y pura,
pero infinítamente insípida.
Estaría harta de la lluvia,
y si anhelase algún día
revolcarme en el sucio lodo,
no sabría apreciarlo
pues lo haría por rebeldía.

Gracias, Dios,
que conozco ese lodo,
para poder reparar también
en su hermosura.

Qué fortuna es
no pertenecer al cielo,
pues gracias a ello
amo a la lluvia
y me apasiona el viento,
que, halagado,
pega en mi cara,
diciendo:

"Niña, si volaras
serías tonta como pájaro
y no se me antojaría
compratirte mis secretos,

"niña, tú no vuelas,
y por eso tu corazón se eleva
y sobrepasa a las nubes
para ir a hablar con las estrellas"